20 IMCWP, Written Contribution of CP (Italy)

11/23/18 9:25 PM
  • Italy, Communist Party (Italy) 20th IMCWP Es Europe Communist and workers' parties

INTERVENCIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA (ITALIA). HABLA EL SECRETARIO GENERAL MARCO RIZZO

 

Queridos Camaradas,

el Partido Comunista (Italia) saluda a los delegados de los partidos hermanos presentes en este encuentro internacional y en particular agradece al Partido Comunista de Grecia – KKE, por la organización de este importante evento.

El tema que se está debatiendo es muy exigente y precisa un esfuerzo analítico que claramente no puede quedarse limitado a esta reunión. Creemos que los Partidos Comunistas deben profundizar de manera científica y sistemática en el análisis de lo que es hoy en día la clase obrera y de cuál es su situación real dentro del capitalismo monopolista. Con demasiada frecuencia se oye hablar de todo eso de forma abstracta, estrictamente referencial, sin tener en cuenta las transformaciones que la clase ha sufrido, no sólo en términos cuantitativos sino también desde un punto de vista de la conciencia de clase. A veces, sobre todo desde posiciones oportunistas, se oye hablar de la cuestión de manera expeditiva, como una especie en extinción, frente al supuesto surgir de “nuevo sujetos”, identificados en función del género o la orientación sexual, sin ningún planteamiento de clase. El análisis científico de la realidad obrera exige que se aborde, con un esfuerzo de estudio colectivo, el problema de las dificultades para cuantificar las categorías marxistas utilizando los datos oficiales de la contabilidad nacional y de los institutos de estadística, que usan criterios no marxistas de clasificación y tratamiento de datos.

A pesar de la sustitución tecnológica y de las deslocalizaciones hacia el extranjero, en Italia la clase obrera (casi 9 millones de asalariados en los tres macro sectores), sigue siendo la clase social más considerable, constituyendo casi el cincuenta por ciento de los trabajadores dependientes y, desde el dosmil once, muestra una tendencia estable al crecimiento (sube el once,cuarenta y tres por ciento en comparación con el dosmil once). Sin embargo, la fuerza potencial constituida por el número es compensada por la baja concentración, que representa un grave factor de debilidad. Solo el veintidos, ceroseis por ciento de la fuerza laboral se utiliza en empresas con más de doscientos cincuenta trabajadores, mientras el cuarentacinco, treintacinco por ciento se usa en las pequeñas y micro empresas con menos de diez trabajadores. Este es un grave factor de debilidad. La dispersión laboral hace que los trabajadores sean más débiles frente a la patronal y más fácilmente chantajeables, incluso teniendo en cuenta el hecho de que, en las empresas con menos de quince dependientes, se rompe la protección jurídica del Estatuto de los Trabajadores. Además, la baja concentración de la fuerza laboral tiende a sustituir el sentido de pertenencia a la clase con el sentido de pertenencia geográfico (como demuestra el voto popular a la Lega Nord y episodios de contraposición de localismos entre trabajadores del mismo sector o incluso de establecimientos diferentes de la misma empresa). La fragmentación y la dispersión territorial generan graves dificultades en la organización de la actividad del Partido dentro de la clase obrera en la construcción de un combativo sindicato de clase.

Nuestro Partido, de todas formas, cree que es indispensable construir células comunistas, sobre todo en las fábricas, y más en general en los lugares de trabajo, trabajando para la recomposición y el fortalecimiento de la conciencia de clase, para la intensificación de la conflictividad y la elevación del nivel político de las luchas.

Desde un punto de vista retributivo, los salarios han sufrido una sensible reducción, agravada por la crisis, pero debida a la tendencia, endémica del capitalismo, a la compresión del salario. La debilidad política y organizativa de la clase obrera y la connivencia de los sindicatos reformistas con el empresariado, explican la disminución, igual a uno,cuarenta y dos por ciento, según los datos del OCSE, incluso de los salarios nominales en el periodo dosmil quince-dosmil diecisiete. Aún más fuerte ha sido la disminución de los salarios reales, cuya variacón anual se ha mantenido constante debajo del tipo de inflación real, con exclusión del periodo dosmilquatorce-dosmil dieciseis. El salario relativo, también, ha disminuido en el mismo plazo, como muestran nuestras elaboraciones estadísticas oficiales. De hecho, el capital respondió a la crisis aumentando la productividad, es decir la explotación de la fuerza laboral. El capital se ha apropriado casi enteramente del valor añadido (categoría de la economía burguesa que más se acerca a la de plusvalía), producido por el aumento de la productividad. En efecto, en el periodo dosmilcinco-dosmildiecisiete, la proporción de valor añadido destinada a los salarios ha sufrido una disminución igual a menos de cuatro, cuarenta y cuatro por ciento, mientras la destinada a los beneficios ha subido hasta el ocho, trenta y seis por ciento. Podemos decir, entonces, que ha aumentado la brecha social entre la clase obrera, que se ha empobrecido, y los capitalistas, que se han enriquecido a pesar de la crisis.

La crisis capitalista, sin embargo, ha golpeado de manera aún más fuerte – en proporción – a amplios sectores de la pequeña burguesia: los datos confirman una caída vertical de la retribución de empleados, cuadros y ejecutivos, de los salarios de artesanos, pequeños emprendedores y de algunas categorias de profesionales liberales, confirmando la previsión científica marxiana sobre la proletarización de las clases medias.

La devastación social, creada por el capitalismo decadente, abre espacios enormes al trabajo de los comunistas para la agregación alrededor de la clase obrera de un bloque social alternativo al que domina hoy, que se plantee el objetivo de la supresión revolucionaria de los ordenamientos actuales del poder burgués y del modo de producción capitalista. Nuestro Partido debe saber hablar también a los estratos populares, que no son proletarios o que están en vía de proletarización, víctimas no sólo de la crisis capitalista ,sino también de la renovación y de la “pequeña recuperación” capitalista. Como vanguardia de la clase obrera tenemos que ser capaces de formular líneas políticas y propuestas que estén en condición de agregar y organizar estas clases, conquistando su consenso, haciéndoles entender la universalidad de los intereses de la clase obrera, convirtiéndolas en su aliados en el proceso revolucionario de supresión del capitalismo y de la siguiente construcción del estado proletario y de la economía socialista. En este sentido, nuestro Partido contribuye a la creación de organizaciones de masas, orientadas en dirección anti-capitalista, que pueda agregar estos estratos sociales,  sustrayéndolos a la nefasta influencia de la derecha racista, xenofoba y fascista.

Queremos señalar que hablamos aquí de las alianzas sociales de la clase obrera, mientras rechazamos con toda firmeza cualquier alianza política entre los partidos, sea con fines electorales o sea – peor aún – en apoyo de supuestos gobiernos de izquierda, pero aún así burgueses. El movimiento obrero italiano ha pagado duramente estas líneas de colaboración y compromiso con partidos reformistas, ya fueran de orientación cristiana o socialdemócrata. El eurocomunismo, que en su variante italiana podríamos llamar “berlinguerismo”, una de las peores degeneraciones revisionistas y oportunistas, basada sobre trastornos y falsificaciones del pensamiento de Gramsci, renegando el marxismo-leninismo, ratificó la desnaturalización del P.C.I., llevándolo antes a un abierto apoyo al gobierno burgués con la unidad nacional en los años Setenta, luego a la aceptación de la OTAN y de la naciente CEE, a la ruptura con el Movimiento Comunista Internacional y, al final, a su auto disolución. El final sin gloria del que había sido el mayor partido comunista del mundo capitalista debería hacer reflexionar a todos, también a aquellos partidos que en nuestro País, han buscado recoger formalmente la herencia del P.C.I., sin un adecuado análisis crítico y autocrítico de los daños del compromiso eurocomunista con el Estado burgués. También en su caso, la participación, interna y externa, en los gobiernos burgueses y en las coaliciones de centro-izquierda, les convirtió en cómplices de la aprobación de las peores medidas antipopulares, odiados por las masas y, finalmente, privados desde hace años de su apoyo y, es decir, de la representación parlamentaria. Allá, donde el eurocomunismo había arraigado, los partidos comunistas – pese a su fuerza – desaparecieron. A los mismos resultados han llegado los intentos de otros partidos comunistas de crear coaliciones “de izquierda”, en nombre de este o aquel objetivo contingente, o de la “emergencia nacional”. Creemos que estas posiciones son una manifestación de la teoria oportunista de las “etapas progresivas”, intermedias entre el capitalismo y el socialismo y que, de todas formas, llevan a la derrota y a la desaparición de los partidos proletarios de la escena política.

Con la misma firmeza, siempre basándonos sobre la experiencia histórica, rechazamos las teorias del “socialismo de mercado”, recordando como la decadencia que llevó a la victoria transitoria de la contrarrevolución en URSS y en los paises socialistas se determinó por la introducción de elementos de capitalismo, que devolvieron al mercado el papel de regulador de la economía en detrimento de la planificación centralizada. Hablamos de la privatización de los medios de producción en agricultura, transferidos desde el Estado a los kolkhoz en milnovecientocincuenta y ocho, de la  concesión de autonomía a regiones y empresas, de la introducción del concepto de rentabilidad basado en el intercambio en vez del uso, del refuerzo del intercambio mercantil-monetario. Hablamos, esencialmente, de las reformas contrarrevolucionarias iniciadas por Khruschev durante el Vigésimo Congreso del PCUS y continuadas por Kosygin en los años siguientes. “¿Qué produjo esta inversión de tendencia? , deberían preguntarse aquellos partidos que hoy en día miran con favor al “socialismo de mercado”. Produjo la restauración del capitalismo, la contrarrevolución, el claro empeoramiento de las condiciones de vida de las masas trabajadoras.

El Partido Comunista (Italia), basándose en el análisis de las experiencias negativas mencionadas anteriormente, descarta con firmeza cualquier alianza partidista, cualquier participación en coaliciones electorales “de izquierda”, cualquier apoyo a gobiernos burgueses y, mientras trabaja para desarrollar al máximo las alianzas sociales de la clase obrera de la cual es vanguardia, eleva con orgullo la bandera roja con la hoz y el martillo, bajo la que convoca a la lucha a todos los comunistas italianos, para la supresión del capitalismo en nuestro País, la instauración de la dictadura proletaria, la construcción del socialismo-comunismo.

 

 

¡VIVA EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL!

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!