21 IMCWP, Contribution of CP of Uruguay

10/17/19 2:13 PM
  • Uruguay, Communist Party of Uruguay Es South America Communist and workers' parties

Encuentro Internacional de Partidos Comunistas.
“100 AÑOS DESDE LA FUNDACIÓN DE LA INTERNACIONAL COMU NISTA. LA LUCHA POR LA PAZ Y EL SOCIALISMO CONTINÚA”

Los comunistas uruguayos, reivindicando nuestra ideología, el marxismo-leninismo, consideramos que los aportes de nuestro compañero Rodney Arismendi tienen absoluta vigencia para las definiciones alrededor de la revolución uruguaya y latinoamericana, la cual intentamos enriquecer con los aportes de la nueva época.
“No nos halagan las recetas escolásticas. La diversidad, también aquí es la manifestación múltiple de la unidad, como particularidad integra de la generalidad. La unidad no excluye la diversidad, sino que implica los procesos nacionales, la riqueza distinta de la táctica, el ritmo distinto de los desarrollos, la intensidad variada de la lucha de clases” (Rodney Arismendi “Problemas de la Revolución Continental”).
Los comunistas uruguayos, que acabamos de celebrar nuestro 99º aniversario, hemos reivindicado y practicado siempre una clara concepción internacionalista. Por eso llegamos a este encuentro para intercambiar ideas, para escuchar las opiniones de todos los compañeros y aspiramos a que también sea para aportar, desde nuestra modestia, en la imprescindible unidad de los comunistas y los revolucionarios del mundo.
La lucha por la paz en el mundo es un tema central, por ello la vinculamos naturalmente a la liberación nacional y social de nuestros pueblos.
Creemos con Lenin en la revolución mundial camino al socialismo. Entendemos con Arismendi que la revolución latinoamericana es una sola, y como aprendimos con Mariátegui, no es ni calco ni copia sino creación heroica.

Caracterización del capitalismo actual.
Ratificando las resoluciones de nuestro último congreso, señalamos: “En el período transcurrido desde nuestro XXX Congreso hasta hoy se ha reafirmado en la práctica la caracterización central que adoptamos en él y en todas las resoluciones posteriores: estamos en un período de crisis estructural y orgánica del capitalismo. Esa crisis se expresa en su forma concreta en un imperialismo con el predominio del capital financiero sobre el productivo, de las grandes empresas trasnacionales, con el reparto del mundo como escenario de especulación y el peligro para la paz y la propia existencia de la vida y del planeta que esto conlleva”.
Mientras tanto, junto con el Encuentro de Partidos Comunistas de América del Sur que se realizó en abril de este año, ratificamos:
La coyuntura actual del mundo está marcada por la crisis general del capitalismo especulativo financiero, impulsado por los estados imperialistas generando un orden concentrado y excluyente, sostenido a través de guerras de rapiña, que pretenden apropiarse de los recursos naturales y el producto del trabajo de miles de millones de personas, impidiendo cualquier posibilidad de soberanía y desarrollo independiente.
Esto se materializa con la imposición de mecanismos comerciales y financieros como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, entre otros, que aseguran el dominio mundial de sus empresas trasnacionales, quienes se apropian de los excedentes de los países menos desarrollados, insertándonos en la globalización de manera subordinada, perpetuando la primarización de nuestras economías, lo que genera además una desindustrialización del aparato productivo de nuestros países, depredan la naturaleza, amenazan la existencia del planeta y la sobrevivencia del ser humano.

América Latina. La “multifacética” contraofensiva imperialista.
“América Latina y el Caribe viven hoy, de nuevo, bajo los efectos de una multifacética ofensiva contrarrevolucionaria, fruto de intereses convergentes y de esfuerzos combinados entre las élites mundiales del capitalismo transnacional, del gobierno de los EE.UU. como su núcleo hegemónico, así como de las fracciones oligárquicas y de las burguesías dependientes de nuestra región” , señalaba el Foro de Sao Paulo en 2018.
Esta contraofensiva imperialista que es económica, política, ideológica y militar ha obtenido resultados importantes en poco tiempo, favorecida por los límites y errores de nuestros procesos populares, progresistas y de izquierda, conjuntamente con una fragmentación visible y falta de unidad de acción del campo popular, sectarismo y también falta de correlación de fuerzas para cambiar la base estructural del sistema de acumulación capitalista en la región y en la mayoría de nuestros países.
Ejemplo de algunas de estas situaciones son el gobierno del fascista Jair Bolsonaro en Brasil, la crisis institucional que se produce hoy en Perú y el estado de excepción -con su componente represivo- decretado por el traidor Lenin Moreno en Ecuador. El denominador común en todos estos casos es la falta de capacidad de las fuerzas progresistas para transformar las luchas de los pueblos en conquistas concretas de las transformaciones necesarias para su avance.
La expresión más grave de nuestras carencias en la respuesta a esta contraofensiva desde el campo popular es, en muchos países la división de la izquierda y del movimiento sindical y popular. La falta de unidad y los sectarismos fueron, son y siguen siendo un fuerte “enemigo interno” para dar la pelea contra el embate de las derechas.
El objetivo central de esta contraofensiva imperialista y sus oligarquías aliadas, son sin dudas la República Bolivariana de Venezuela y Cuba. Como nunca lo ocultaron Trump y sus asesores, ni los documentos del Comando Sur en los cuales se detalla el plan de desestabilización, ni el accionar de la OEA, encabezada por Almagro con el apoyo de los gobiernos pro Estados Unidos nucleados en el Grupo de Lima, se intenta hacer perecer por cualquier vía, al gobierno bolivariano y con él derrocar la posibilidad de una integración regional autónoma y no alineada a los EEUU en nuestro continente.
Esta política tiene una evidente continuidad con la presencia militar de los EUA en la región, practicada abiertamente con base central en la estratégica Colombia, (recordemos el Plan Colombia y las bases norteamericanas) y la presencia de la Cuarta Flota, acrecentado ahora por la entrada de Colombia a la OTAN, sumando los gobiernos de Brasil, Chile y Argentina, considerados “aliados de primer orden” por el Secretario de Defensa estadounidense James Mattis.
Podemos afirmar entonces, que asistimos hoy al regreso de la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, que colocan a América Latina y el Caribe como zona de influencia exclusiva de los Estados Unidos y su área de expansión comercial, dicho así expresamente por Donald Trump y sus halcones.
Avanzar en clave unitaria, articulando pensamientos diversos que se opongan al neoliberalismo es para los uruguayos el camino a seguir, concretado en 48 años de unidad de la izquierda y los sectores progresistas nucleados en el Frente Amplio, quien lleva su tercer gobierno consecutivo, disputando este año, en una correlación continental muy desfavorable, el cuarto gobierno para profundizar los cambios.
Lo que caracteriza hoy nuestro continente es la lucha por la hegemonía entre el bloque social y político de los cambios, compuesto por partidos de izquierda, populares y progresistas, amplios movimientos sociales con el movimiento obrero, campesino y estudiantil, más los movimientos de la diversidad sexual y la nueva agenda de derechos, quienes en algunos países conforman gobiernos revolucionarios, progresistas y populares y el bloque conservador, con la reestructuración neoliberal en beneficio del imperialismo norteamericano, el gran capital trasnacional y las oligarquías locales.
El gobierno del presidente uruguayo Tabaré Vázquez promovió junto con el gobierno mexicano el “Mecanismo de Montevideo” buscando una salida política y en paz para la situación que se vive en Venezuela y rechazando la intervención militar en conjunto con Bolivia y los países del CARICOM.
La actitud asumida por nuestro gobierno en la búsqueda de una salida negociada y en paz al conflicto en Venezuela, aparte de ser valiente, desmiente tajantemente la visión de que somos lo mismo que la derecha en materia de política internacional y en el gobierno nacional.
Cuando los países de signo neoliberal se aliaron en el Grupo de Lima, nuestro gobierno avanzó con México, Bolivia y los países del CARICOM en la búsqueda una salida negociada a la crisis de la República Bolivariana de Venezuela.
Esto obedece a una política exterior independiente, como lo establece el programa de gobierno del Frente Amplio, el cual consagra la independencia irrestricta en las decisiones que el país tome en concordancia con su interés nacional. No alineamiento, o sea, independencia respecto a las alianzas políticas y militares bajo la hegemonía de grandes potencias mundiales o regionales, procurando apoyar todas aquellas iniciativas tendientes al fortalecimiento de la paz y la derecha a la autodeterminación y la defensa de la soberanía en su concepción integral.
Accionar antiimperialista y anticolonialista, reafirmamos nuestra lucha por la paz y la reivindicación del principio de la solución pacífica de las controversias entre Estados. En este marco, reafirmamos nuestro más enfático rechazo a todo tipo de acción militar en territorio latinoamericano y caribeño, basándonos en los principios de no intervención, y consolidación de la Democracia como tarea fundamental.
Prueba de esto es el retiro de nuestro Gobierno del TIAR y el papel de no alineamiento asumido por Uruguay en las instancias internacionales.
América Latina y el Caribe deben seguir siendo una zona de paz, en la que nuestros pueblos puedan construir un futuro venturoso.
Luego de la crisis del 2002 Uruguay quedo sumido en la miseria. Los niveles de desempleo orillaron la cifra récord de 20%, la fuerte reducción del salario real, el aumento de la inflación, la relación entre la deuda pública y el pib, el descenso también vertical de las exportaciones, la retracción de la industria manufacturera, la profundización del endeudamiento agropecuario, la crisis devastadora del sistema financiero, entre otros procesos, llevaron al país a los umbrales del default.
En apenas cuatro años, emigraron más de 100.000 uruguayos (en un país con poco más de tres millones de habitantes); la pobreza trepó en 2004 a 39,9%, con seis de cada diez niños de 0 a 5 años en esa condición; la indigencia lo hizo a 6,7%, entre otros indicadores similares. Quedaba claro que la «sociedad hiperintegrada» y el «Estado escudo de los débiles», tradicionales del viejo Estado de Bienestar uruguayo del denominado «primer batllismo»4 habían quedado atrás, y que en el país emergían registros antes insospechados de indigencia, desnutrición infantil y radicación territorial del poder social.
En 2005 los uruguayos toman la decisión de dar la oportunidad a la izquierda nucleada en el Frente Amplio de gobernar el país.
En el medio de un auge importante de los commodities, el gobierno del FA comienza un crecimiento del PIB; ascenso sostenido de las inversiones en general y de la inversión extranjera directa en particular; incremento de las exportaciones y de los ingresos vinculados a la industria turística; disminución sensible de la tasa de desempleo y de los índices de pobreza e indigencia franco aumento del gasto público social, creando el Ministerio de Desarrollo Social, gradual mejoría en la distribución del ingreso en términos generales. Creación del FONDO NACIONAL SALUD. Dos millones y medio de uruguayos integran.Hoy con varios éxitos en el campo económico –casi 15 años de crecimiento ininterrumpido y una proyección de continuidad para el próximo trienio– y social –descenso pronunciado de la pobreza y de la indigencia, incremento sostenido del salario real de los trabajadores (55% en los últimos 12 años) en el que destacaba que mientras los gigantes vecinos (Brasil y Argentina) se caen, Uruguay avanza.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística en su informe de 2018, la incidencia de la pobreza en ese año en todo el país fue de 8.1 %, lo que constituye el registro más bajo de los últimos 30 años,
La economía uruguaya creció un 4.3% en los últimos 15 años. El salario real creció un 60% en 15 años.
El presupuesto educativo en términos corrientes se sextuplicó, pasando de 373 millones en 2005 a 2.250 millones en la actualidad, situándose en el 5% del PBI.
Más de 50 leyes obreras se aprobaron en 15 años, destacándose las 8 horas del peón rural y la Ley de empleadas domésticas, dos sectores históricamente explotados.
Para los comunistas uruguayos lo más revolucionario de la etapa, es obtener el cuarto gobierno del Frente Amplio para profundizar el camino de cambios emprendido hace 15 años, lo que modifico para bien la vida de miles de uruguayos y uruguayas.
Con 48 años de Unidad en la diversidad, el Frente Amplio es el camino de los comunistas uruguayos, para la profundización democrática, la construcción de una “democracia avanzada”, que es nuestro camino al socialismo.
Viva el Centenario de la Internacional Comunista.
¡VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!
Gustavo Alvarez.
Partido Comunista de Uruguay.