Comunicado.- Este domingo 25 de mayo se llevarán a cabo las elecciones regionales y parlamentarias en Venezuela en un contexto profundamente antidemocrático, marcado por la ausencia de garantías electorales, la opacidad institucional y una escalada represiva sin precedentes en la historia reciente. Este nuevo proceso ha sido convocado por un Consejo Nacional Electoral (CNE) carente de toda legitimidad, tras su participación directa en el encubrimiento de los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.
La maniobra electoral que se intenta imponer este 25 de mayo no puede desligarse de ese proceso inconcluso y fraudulento que culminó en la inconstitucional e írrita toma de posesión de Nicolás Maduro, quien usurpa la Presidencia de la República desde el pasado 10 de enero.
El CNE, controlado por la cúpula del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha convertido en su sello distintivo la violación flagrante a los procesos establecidos en leyes y reglamentos, así como de la falta de transparencia. A pocos días de los comicios, no se ha publicado el cronograma oficial en Gaceta Electoral; tampoco se garantizó el derecho a postularse libremente: tarjetas electorales fueron eliminadas sin explicación alguna y numerosos candidatos opositores fueron inhabilitados de forma arbitraria. Cabe recordar que el Partido Comunista de Venezuela (PCV), así como diversas organizaciones de distintas tendencias políticas, se encuentra intervenido judicialmente, lo que ha impedido a nuestra organización, así como al conjunto de las fuerzas revolucionarias y populares presentar al pueblo venezolano una opción electoral independiente.
A esto se suma la manipulación político-electoral del caso de Guayana Esequiba con la que el PSUV pretende aumentar sus curules en la Asamblea Nacional. La creación arbitraria de una circunscripción electoral en esa zona —sin información clara sobre el número de electores, centros de votación o delimitación territorial— no responde a un verdadero interés por la soberanía nacional, sino a un burdo intento de atizar el patrioterismo y desviar la atención de un nuevo reparto de zonas en el sur del país que concentran gran cantidad de minerales preciosos y que actualmente son objeto de la depredación capitalista.
Este clima de ilegalidad ha estado acompañado de una feroz represión contra activistas políticos, defensores de derechos humanos y periodistas. El secuestro e incomunicación del excandidato presidencial Enrique Márquez; la vigilancia y el hostigamiento policial al profesor Juan Barreto; y la persecución contra la abogada María Alejandra Díaz y su familia son muestras claras de una política orientada a silenciar e impedir la actuación política y social de cualquier expresión que reivindique los derechos del pueblo trabajador y enfrente los desmanes de la cúpula gobernante.
Estos casos se complementan con las dos mil detenciones ejecutadas durante las protestas poselectorales de 2024: cientos de personas continúan privadas de libertad, muchas de ellas sin juicio ni pruebas, y sometidas a patrones sistemáticos de violaciones a los derechos humanos, entre los que se incluyen detenciones arbitrarias, allanamientos ilegales, desapariciones forzadas de corta duración y procesos judiciales viciados.
Cinco personas han fallecido bajo custodia del Estado, y al menos otras dos murieron tras ser excarceladas en condiciones de salud críticas, resultado de la falta de atención médica adecuada durante su reclusión.
Son estas las razones que llevaron al Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV), electo en el XVI Congreso Nacional (Nov. 2022), a decidir no participar en este nuevo intento de la cúpula del PSUV por normalizar su ilegal e ilegítima gestión mediante la simulación de procesos democráticos. Si bien el voto es un derecho y no se debe censurar su ejercicio, advertimos al pueblo venezolano de las consecuencias para la vida democrática del país alimentar esta farsa electoral en la que las instituciones del Estado no garantizan los principios de legalidad y transparencia.
Las y los comunistas venezolanos exigimos el restablecimiento inmediato de las garantías constitucionales, la publicación detallada y verificada de los resultados de las elecciones del 28 de julio, la liberación plena de todas las personas detenidas por razones políticas y el cese de la represión.
Reiteramos nuestro llamado a las fuerzas revolucionarias, populares y genuinamente democráticas a unir esfuerzos en una plataforma común para luchar por la restitución de la vigencia de la Constitución y del Estado de derecho en el país.
¡Seguimos en pie: sumando fuerzas y organizando luchas!
Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV)
Caracas, 21 de mayo de 2025.
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PCV statement on the May 25 regional and parliamentary elections
Communiqué: This Sunday, May 25, regional and parliamentary elections will be held in Venezuela in a profoundly anti-democratic context marked by the absence of electoral guarantees, institutional opacity and a repressive escalation unprecedented in recent history. This new process has been called by a National Electoral Council (CNE) lacking all legitimacy after its direct participation in the cover-up of the results of the presidential elections of July 28, 2024.
The electoral maneuver attempted to be imposed this May 25 cannot be disassociated from that inconclusive and fraudulent process that culminated in the unconstitutional and unlawful inauguration of Nicolás Maduro, who has been usurping the Presidency of the Republic since January 10.
The CNE, controlled by the leadership of the United Socialist Party of Venezuela (PSUV), has made its hallmark the flagrant violation of the processes established in laws and regulations, as well as the lack of transparency. A few days before the elections, the official schedule has not been published in the Electoral Gazette; the right to freely run for office was not guaranteed either: electoral tickets were eliminated without any explanation and numerous opposition candidates were arbitrarily disqualified. It should be recalled that the Communist Party of Venezuela (PCV), as well as various organizations of different political tendencies, has been subjected to judicial intervention, which has prevented our organization, as well as all the revolutionary and popular forces from presenting the Venezuelan people with an independent electoral option.
To this is added the political-electoral manipulation of the case of Guayana Esequiba with which the PSUV intends to increase its seats in the National Assembly. The arbitrary creation of an electoral circumscription in that zone -without clear information on the number of voters, voting centers or territorial delimitation- does not respond to a true interest for national sovereignty, but to a crude attempt to stir up patriotism and divert attention from a new distribution of zones in the south of the country that concentrate a large amount of precious minerals and which are currently the object of capitalist depredation.
This climate of illegality has been accompanied by fierce repression against political activists, human rights defenders and journalists. The kidnapping and incommunicado detention of former presidential candidate Enrique Márquez; the police surveillance and harassment of professor Juan Barreto; and the persecution of lawyer María Alejandra Díaz and her family are clear examples of a policy aimed at silencing and preventing the political and social action of any expression that vindicates the rights of the working people and confronts the excesses of the ruling elite.
These cases are complemented by the two thousand arrests carried out during the post-election protests of 2024: hundreds of people continue to be deprived of their liberty, many of them without trial or evidence, and subjected to systematic patterns of human rights violations, including arbitrary detentions, illegal searches, short-term forced disappearances and flawed judicial processes.
Five people have died in State custody, and at least two others died after being released from prison in critical health conditions resulting from the lack of adequate medical care during their detention.
These are the reasons that led the Central Committee of the Communist Party of Venezuela (PCV), elected in the XVI National Congress (Nov. 2022), to decide not to participate in this new attempt of the PSUV leadership to normalize its illegal and illegitimate management through the simulation of democratic processes. Although voting is a right and its exercise should not be censured, we warn the Venezuelan people of the consequences for the democratic life of the country of feeding this electoral farce in which the institutions of the State do not guarantee the principles of legality and transparency.
We Venezuelan communists demand the immediate reestablishment of constitutional guarantees, the detailed and verified publication of the results of the July 28 elections, the full release of all persons detained for political reasons and the cessation of repression.
We reiterate our call to the revolutionary, popular and genuinely democratic forces to join efforts in a common platform to fight for the restitution of the Constitution and the rule of law in the country.
We continue on our feet: joining forces and organizing struggles!
Political Bureau of the Central Committee of the Communist Party of Venezuela (PCV)
Caracas, May 21, 2025.