Saludamos el levantamiento popular en Ecuador, al tiempo de repudiar con fuerza la histórica actitud de las patronales imperialistas y proimperialistas, de agudizar los niveles de explotación y total indiferencia para con la justicia social, en total detrimento de las mayorías trabajadoras que todo producen y que deben soportar el robo diario de la clase explotadora.
La crisis política, económica y social que vive hoy el Ecuador no puede entenderse únicamente a raíz de la imposición de medidas económicas ordenadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al gobierno ecuatoriano de Lenin Moreno, como contrapartida a la aprobación de un préstamo de USD 4.200 millones a implementarse en un programa económico de tres años. El hartazgo de la clase trabajadora ecuatoriana se debe entender como resultado de los sucesivos atropellos a los derechos adquiridos tras históricas luchas, derechos que fueron progresivamente pisoteados tras la avanzada del capitalismo en crisis, una crisis que no es sólo económica ni financiera, sino también ecológica y -por sobre todo- civilizatoria.
El gobierno de Lenin Moreno anunciaba hace cinco días la eliminación de los subsidios y la reducción del gasto público, lo que deriva automáticamente en el aumento del combustible y por tanto, de todos los bienes, principalmente del precio de los alimentos.
Esta medida antipopular se suma a la avalancha de medidas antiobreras impulsadas desde el Ejecutivo, como lo son los miles de despidos en el sector público, la falta de empleo, la precarización laboral, la corrupción institucionalizada, el desmantelamiento de las escuelas del milenio y del denominado “Sumak kawsay” o buen vivir, en lengua quichua, recordando una vez más al pueblo que cuando el capital entra en crisis sólo conoce una salida, y esa es la de avanzar sobre los derechos de la clase trabajadora en el afán de garantizar el proceso de acumulación.
El descontento del pueblo ecuatoriano se reflejó en las calles desde el mismo momento en el que Moreno anunciaba las medidas económicas que implementaría. La clase trabajadora del campo y la ciudad ha paralizado el país exigiendo la renuncia del presidente, quien no ha tenido mejor respuesta que declarar el Estado de excepción y militarizar las ciudades. Aún ante la brutal represión ejercida desde el Estado, el pueblo se mantiene firme, avanzando hacia el palacio de gobierno.
Manifestamos nuestra solidaridad activa con las organizaciones políticas y sociales revolucionarias, en especial con el hermano Partido Comunista del Ecuador, y a su vez condenamos enérgicamente la violencia ejercida hacia el pueblo en resistencia, así como cualquier otra forma de terrorismo de Estado. Exigimos la inmediata liberación de los camaradas detenidos arbitrariamente por la Policía en la provincia de Manabí, entre los que se encontraba el c. Fabricio García, miembro de la Dirección Nacional del Partido Comunista del Ecuador.
Comisión Política del Partido Comunista Paraguayo
8 de octubre de 2019